#011 Maslow, endosimbiosis y la gran resignación
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“No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita”. Probablemente dicho por Buda Gautama.
La felicidad está muy vinculada a las necesidades y las expectativas. En este campo existe la ecuación:
Felicidad = Realidad – Expectativas.
Estas necesidades reales o ficticias que “tenemos” son las que mueven nuestros pensamientos, y son las responsables de nuestras acciones.
Una de las herramientas que desde hace años viene conmigo y que trata sobre necesidades fue promulgada por Abraham Maslow en 1943 en su obra “A Theory of Human Motivation”, y describe lo que él considera la jerarquía de las necesidades humanas.
Hoy hablamos de la Ley de las necesidades de Maslow.
La ley inicialmente se dirigía al campo de la psicología, si bien otras áreas de conocimiento la han utilizado y adaptado a sus campos de actuación, en muchos casos para generarnos más necesidades o para invertir algunas de ellas.
Tras su publicación, las necesidades promulgadas por Maslow han sido revisadas por diversos autores. También la evolución de la sociedad está participando en su proceso de actualización.
Conocerlas un poco más nos permitirá ser conscientes la “realidad” de nuestras necesidades y nos permitirá enfrentarnos a ellas más conscientes y preparados.
La jerarquía de necesidades propuesta por Maslow se basa en una pirámide con cinco niveles a los que vamos subiendo cuando alcanzamos un mínimo en el nivel anterior. Los cinco niveles propuestos por Maslow son:
Necesidades básicas o fisiológicas
Necesidades de seguridad y protección
Necesidades sociales o de afiliación
Necesidades de reconocimiento y estima
Autorrealización
En el primer nivel de la pirámide se encuentran las necesidades básicas o fisiológicas. Son aquellas que necesitamos para sobrevivir. Entre ellas se encuentran beber, respirar, alimentarse, dormir o mantener relaciones sexuales. Si, mantener relaciones sexuales, ;-).
En este punto me gustaría precisar la diferencia entre alimentación y nutrición. Mientras la alimentación es el acto consciente de ingerir alimentos, es decir, elegir lo que queremos comer, comprarlo, cocinarlo y servirlo, la nutrición son los procesos que sigue un cuerpo para extraer los nutrientes de los alimentos que ingerimos.
Por lo tanto nuestra nutrición depende directamente de nuestra alimentación, que es la acción que podemos controlar. Tendiendo en consideración esta diferencia, la necesidad básica a cubrir sería estar bien nutrido y no bien alimentado.
Y si nutrirse es una necesidad básica, habría que ponerla en la cima del proceso de elección pero en muchas ocasiones nos encontramos que una persona no puede comprar comida saludable por su elevado precio, mientras paga la comida de menor calidad nutricional directamente con el móvil de última generación.
Una vez que tengamos estas necesidades básicas cubiertas, según Maslow podríamos subir al siguiente nivel, las necesidades de seguridad y protección.
Sentirse seguro y protegido guía todo este nivel, donde se incluye la salud y los recursos (un lugar donde dormir, dinero para gastar, un coche para moverse, etc.).
Está claro que todos queremos tener salud y poseer recursos, aunque algunos lo esperen conseguir desde el sofá de su casa. Este tema creo que merece un post específico.
El tercer nivel está relacionado con la necesidad de relacionarse (necesidad social o de afiliación) que tenemos los seres humanos.
Al igual que las células eucariotas (aquellas que poseen un núcleo celular organizado) se generaron por endosimbiosis, cuando al unirse dos organismos se dieron cuenta que juntos eran mejores que separados, las personas también vivimos mejor en comunidad. Aristóteles dijo ya hace años:
“El ser humano es un ser social por naturaleza, y el insocial por naturaleza y no por azar o es mal humano o más que humano (…). La sociedad es por naturaleza anterior al individuo (…) el que no puede vivir en sociedad, o no necesita nada para su propia suficiencia, no es miembro de la sociedad, sino una bestia o un dios”. Aristóteles (384-322, a. de C.)
Entre las necesidades asociadas a este nivel se encuentra la necesidad de ser aceptado, de asociarse y de participar en un colectivo.
Siempre he dicho, sin tener ningún estudio que lo confirme, que las sociedades más colectivizadas, aquellas que más viven en sociedad y en comunidad, son las más desarrolladas. Y sigo con esa creencia.
En el cuarto nivel se encuentra la necesidad de reconocimiento y autoestima.
Presenta dos categorías, una más dirigida a nuestra autoestima, nuestra confianza y nuestra independencia (estima alta) y otra categoría más relacionas con la reputación, la fama, la dignidad (estima baja).
Esta necesidad de reconocimiento viene de serie. Desde pequeños tratamos de buscar el reconocimientos de nuestros padres, y esa búsqueda moldea en gran parte nuestra forma de ser de adultos.
Cuando vas cumpliendo años, uno va dejando al lado las consideraciones que otros tienen de uno mismo, siendo un símbolo de madurez.
Si bien hay un espacio de tiempo (en función del proceso de maduración de cada persona) que otorgamos a otros un gran poder en esa búsqueda de reconocimiento.
Dejamos que nuestra autoestima dependa de una tercera persona o de un número de “likes”, convirtiendo esta “necesidad“ en una trampa en la que muchos pasan largo tiempo tratando de salir de ella.
Eso sí, cuando nos vamos haciendo mayores, el nivel de tranquilidad que te dan los años consiguen que no te importe en absoluto lo que otras personas puedan pensar o decir de tí, siempre que tú estés conforme contigo mismo. Una pena que este nivel se alcance tan tarde.
Ya lo dijo Oscar Wilde:
“Sé tú mismo. El resto de papeles ya están cogidos”
O Naval Ravikant:
“Nadie te va a valorar más de lo que tú mismo te valores“
El quinto y último nivel de las necesidades es la necesidad de autorrealización.
Desarrollarse personalmente, encontrar un motivo por el que vivir, ayudar a los demás son algunas de las búsqueda que muchas personas que han conseguido llegar a este nivel necesitan alcanzar.
Si bien esta estructura de necesidades generada por Maslow puede servir como punto de partida, la evolución de la sociedad y la aparición de nuevos atractores de necesidades están modificando y complementando esta pirámide.
¿Podría un millennials estar un mes sin conectarse a internet?
Para un grupo de personas, no todos millennials, estar conectados a internet puede ser considerada una necesidad básica y hace no mucho nos sobrecogió una noticia de que un chaval mató a sus padres por quitarle la wifi.
¿Podrías pensar en tener un coche último modelo y no pagar la calefacción?
En muchas ocasiones la necesidad de reconocimiento y autoestima se antepone a la necesidad social o de afiliación o a la de necesidad de seguridad y protección.
Muchas personas “hipotecan” gran parte de sus ingresos para adquirir un símbolo de “status“ que les haga pertenecer a un colectivo concreto, minusvalorando la felicidad que te aporta contar con los niveles anteriores bien cubiertos.
¿Es necesario tener cosas?
Las necesidades de seguridad y protección también están sufriendo un gran cambio. Con el auge del concepto “CO-”, el coche para moverse o la casa donde dormir están pasando ser ser propiedad a ser un servicio de uso, donde uno no debe poseerlo, sino utilizarlo, incrementando el nivel de desapego y las posibilidades de acceder a otras vivencias.
Vinculado con ese afán de vivir experiencia y llevar la vida, un gran número de personas están anteponiendo su deseo y necesidad de autorrealización a necesidades de seguridad.
Durante y después de la pandemia vivida, más de 47 millones de trabajadores en Estados Unidos han dejado sus trabajos, en lo que Anthony Klotz, profesor asociado de gestión en la May Business School de la Universidad de Texas A&M ha denominado la “Gran Resignación“ o la ”Gran Renuncia”.
Algunos estudios describen que ya era una tendencia en Estados Unidos y que la pandemia aceleró esta tendencia.
Según la Harvard Business Review, son 5 los motivos de este proceso de renuncia:
Jubilación
Reubicación
Reconsideración
Reorganización
Reticencia
Trabajar desde casa, conciliar con la familia, darse cuenta que para la empresa eres un número o darte cuenta que la vida es finita y puede que no te de tiempo a hacer lo que deseas hacer han sido algunos de los motivos para que este elevado número de trabajadores hayan renunciado o modificados sus trabajos.
Y la verdad, viéndolo con detenimiento no es mal momento para hacerlo, puesto que nunca será el mejor momento para hacerlo.
Reflexión
Nutrición saludable a golpe de precocinado, autorrealización comprada por likes, wifi como necesidad básica o dejar tu seguridad por tu sueño son adaptaciones a esta pirámide de las necesidades de Maslow que si bien no es perfecta, puede aportarnos un marco de pensamiento para saber donde estamos y por donde dirigir nuestra vida.
Como dijo Anthony Klotz:
"One hopefully silver lining of this horrible pandemic would be if the world of work transitioned to a more healthy, sustainable place for employee wellbeing." (Un aspecto positivo de esta horrible pandemia sería que el mundo del trabajo se convirtiera en un lugar más saludable y sostenible para el bienestar de los empleados) Anthony Klotz.
Como siempre, muchas gracias por llegar hasta el final. Espero que os haya gustado.
Ahhh, y una pregunta tonta: Si pudieras elegir, ¿Estarías trabajando donde lo estás haciendo ahora mismo?
Referencias:
Buda Gautama: enlace
A Theory of Human Motivation: enlace
Renovating the Pyramid of Needs: Contemporary Extensions Built Upon Ancient Foundations: enlace
Foto de la pirámide by Jeremy Bishop on Unsplash
Endosimbiosis: enlace
Foto de “Changes“ by Ross Findon on Unsplash
The Great Resignation Didn’t Start with the Pandemic: enlace
Great Resignation: enlace
How to Quit Your Job in the Great Post-Pandemic Resignation Boom: enlace
Muchas gracias ♥️ por acompañarme en este camino de aprendizaje lateral.
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