#069 Una de huevos, egos y genes
¿Qué fue antes el huevo o la gallina? … ¿Estás seguro?
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¿Qué fue antes el huevo o la gallina?
Siempre nos hemos hecho esta pregunta y, aunque en los últimos años se están promulgando distintas teorías que la resuelven, no es hoy día para abordarlas.
Aunque el tema de hoy estará bastante relacionado.
Todos sostenemos que el huevo es la manera que tienen las gallinas de perpetuar la especie, al igual que todos pensamos que tener hijos es nuestra manera de perpetuarse como especie y dejar nuestro legado.
Siendo sinceros, casi todos creemos que el huevo es algo que está hecho por y para que podamos disfrutarlos los humanos, ya sean fritos, cocidos, en tortilla, etc. Ah, y con un poco de pan para mojar.
Es lo que tiene el egocentrismo humano.
¿Y si no fuera así?
¿Y si fuera el huevo el que utilizara a la gallina para poder perpetuar sus genes?
¿Te explotaría la cabeza?
Pues hoy va de ego, huevos y genes. Vamos allá.
Ahh, comenzamos con una pregunta tonta.
¿Es la evolución de la vida un deporte de equipo o la competencia por la supervivencia entre individuos?
Cómo no nos queremos ponernos tan místicos, vamos a hacer un paralelismo y modificar “evolución“, por “desarrollo de la sociedad, un “grupo de amigos” o una “organización“. Lo que más te guste.
Vamos a rehacer la pregunta:
¿Es el desarrollo de la sociedad, de un grupo de amigos o de una organización un deporte de equipo o una competencia por la supervivencia que se disputa entre individuos?
¿Son los individuos egoístas los que siempre ganan? ¿Hay cabida para el altruismo en la sociedad, amistad o en el seno de una organización?
Esto ya nos suena más cercano, ¿no?
Vamos allá.
Si aplicamos la teoría de la evolución de Charles Darwin, la cuál se basa en la selección natural, y donde las especies evolucionan a lo largo del tiempo como resultado de procesos de variación genética que confieren a dichas especies y/o individuos, ventajas adaptativas con el entorno que les rodea.
Estas ventajas permite a los individuos de una especie, adaptarse mejor a un entorno de recursos limitados y competir con otras especies, alcanzando una mayor probabilidad de transmitir sus gentes y, por consiguiente, incrementar las posibilidades de supervivencia.
Digamos que si yo, por arte de una mutación tipo X-men, me hago algo más fuerte, más alto, más guapo y nado más rápido y más tiempo. Cuando llegue una inundación masiva, yo me salvaré y mis compañeros, no. Lo que me permitirá transmitir mis genes con una mayor probabilidad.
No es el mejor ejemplo, pero espero se entienda.
Sin embargo, no existe solamente esta teoría. Existen otras teorias que tratan de predecir y determinar el motivo por el cual algunas especies sobreviven mejor dentro de organizaciones, en la sociedad o en grupos dentro la naturaleza.
Volvamos a la dicotomía del huevo y la gallina.
Richard Dawkins, con su teoría del “gen egoista” (otra teoría que trata de explicar el proceso de evolución), lo tiene muy claro y describe que:
“La gallina es una máquina creada por el gen únicamente para pasar los genes de una generación a la siguiente”.
🤯 Boom
Por otro lado se encuentra la teoría del “gen altruista“, que describe que un organismo puede comportarse de manera altruista, reduciendo sus posibilidades de transmitir sus genes a las siguientes generaciones por el bien común del grupo o especie.
Este comportamiento altruista daría como resultado que parte de su energía iría para el grupo, disminuyendo las posibilidades reproductivas y de transmisión de sus gentes.
Y esa energía que inyecta en el grupo les permitiría al resto de individuos, incrementar el número de descendientes, y por lo tanto, a transmitir sus genes en mayor medida.
¿Os suena? Y no estoy hablando de genes.
Está dicotomía para demostrar la evolución es la que podemos tener casi todos los días en nuestra sociedad,
En nuestro día a día nos enfrentamos a personas y organizaciones egoístas, donde hay personas que simplemente miran por su bien, y son en muchos casos, las personas que consiguen alcanzar los mejores resultados personales dentro de la organización, dejando a la persona altruista, al compañero que colabora, en un segundo plano.
Por otro lado, encontramos organizaciones donde los procesos de colaboración son mas notables, generando organizaciones mas antifragiles sin tanto predominio individual.
Y pese a que los resultados personales pueden no ser iguales a los obtenidos por los individuos egoístas, el conjunto de la organización sí puede superar a las organizaciones guiadas por los “genes egoístas”.
Esto se debe a que para la teoría del gen altruista, la unidad de análisis son los grupos (las organizaciones , la sociedad), mientas que para la teoría del gen egoísta, la unidad de análisis es el individuo.
¿Y cómo alcanzar un equilibrio entre esa búsqueda individual y esa colaboración altruista?
¿Cómo balancear entre la búsqueda del bien propio y la mejora del equipo?
¿Cómo evitar que ese altruismo no conlleve a una colectivización que dé como resultado la mediocridad?
¿Cómo gestiona la naturaleza este proceso de egoísmo y altruismo a nivel de gen?
Ufff. Aquí es donde aparece la Teoría de Juegos y el Juego del Ultimátum, del que ya hemos hablado en otra entrada (#063 Castigo altruista: entre sentirse realizado o el más tonto de la clase).
La teoría de juegos llegó a la biología y a la evolución para generar la “Teoría Evolutiva de Juegos”,
En la entrada #063 ya hablamos del “Castigo altruista” propuesto por Fehr y Fishbacher, donde ante una injusticia, un individuo puede castigar la avaricia del otro incluso a costa de perder beneficios.
Este castigo altruista puede conseguir alcanzar un equilibrio dinámico entre el egoísmo y la cooperación, un equilibrio de Nash por el cual se alcancen estrategias evolutivamente estables.
Un equilibrio entre el altruista que sabe que es altruista pero no quiere ser “tonto“ y el egoísta, que solamente tiene en mente su objetivo, pero que si no cede parte de sus beneficios, el altruista no cederá a sus deseos.
No hay un consenso entre las distintas teorías, sin embargo, la teoría del gen egoísta está más acreditada y considera la supervivencia de un grupo, o de toda una especie, sería algo accidental y que el “verdadero” egoísmo de los genes explica los comportamientos “aparentemente” altruistas de los organismos y/o las personas.
Como muchas otros temas científicos, toda teoría es susceptible de ser “falsable“. Es decir que pruebas posteriores la contradigan. Como comentó Laszlo Meró,
“La naturaleza es como es“ y solamente somos capaces de comprender lo que permiten nuestros conceptos humanos.
¿Y si el ambiente o el contexto provoca que los genes “piensen“ que colaborar sea la base para sobrevivir, y competir sea el mejor medio para alcanzar un bien mayor?
¿Y si las propiedades que emergentes que se generan por ser seres racionales son las responsables de que podamos determinar que colaborando podemos mejorar como especie y transmitir nuestros genes con mayores posibilidades?
Conclusión
Habrá que ir terminando,
Y para ello, volvemos a las preguntas tontas
¿Merece la pena ser altruista? ¿Dónde está el punto donde ese altruismo nos impide ser lo que queremos ser y alcanzar lo que queremos alcanzar?
¿Existen incentivos para ser altruista dentro de la sociedad o dentro de las organizaciones?
El gen egoísta rige nuestra evolución, y sin él, podríamos acabar en la mediocridad absoluta o sin margen para un mayor desarrollo.
Pero en una sociedad dominada por lo que yo llamo el “yo, mi, me , conmigo”, ser “contrarian” es colaborar para alcanzar un crecimiento mutuo.
Eso sí, si no es mutuo, no es crecimiento. Y ahí le doy la razón al “gen egoista”. Como digo en muchas ocasiones:
“El valiente es valiente hasta que el cobarde deja de serlo”.
Muchas gracias por llegar hasta el final.
Referencias
La entrada de hoy es una reflexión basada en el artículo “Altruismo y egoísmo en la selección natural”: enlace
.- #063 Castigo altruista: entre sentirse realizado o el más tonto de la clase: enlace
.- Laszlo Meró: enlace
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